La inflación derivada de una exagerada emisión de papel moneda ha sido una preocupación desde hace cientos de años y la historia ha mostrado que la mayoría de Estados y bancos que han tenido el poder de emitir, han abusado de ese poder. Por eso, surgió la necesidad de respaldar esa emisión de papel con reservas en metales preciosos como el oro, para evitar precisamente emisiones excesivas. ¿Por qué el oro? Porque es duradero, visible, difícil de falsificar y es aceptado en casi todo el mundo desde hace mucho tiempo.
A este sistema se le denominó Patrón Oro. Implicaba una estricta disciplina monetaria, porque la oferta de dinero puesta por el Banco Central correspondía estrictamente a la cantidad de reservas metálicas guardadas por el banco. Es decir, si se emitía un billete de determinado valor era porque se tenía ese valor en oro. Lo cual significaba que cualquier persona podía dirigirse al banco con ese billete y cambiarlo por oro.
El patrón oro estuvo vigente hasta la Primera Guerra Mundial, dado que los gobiernos en guerra decidieron imprimir dinero en exceso para financiar el conflicto pero sin el respaldo del oro. El gran beneficiado fue Estados Unidos, porque sirvió como proveedor de todo tipo de bienes durante la guerra. Además otorgaba préstamos a los demás países. Y estos le pagaban en oro. Ya para el final de la Segunda Guerra Mundial, este país surgiría como la gran potencia mundial y con dos terceras partes de las reservas de oro del mundo.
Entonces con una Europa destruida y su economía en declive, se vio la necesidad de crear un nuevo sistema monetario internacional.En 1944, se reunieron en Estados Unidos 44 representantes de las naciones más influyentes. Este evento se conoció como los Acuerdos de Bretton Woods. A partir de dicha reunión, todos los países fijaban sus divisas en relación al dólar y, Estados Unidos, se comprometía a fijar el dólar en relación al oro. No era el tradicional Patrón Oro, era una especie de Patrón Dólar Oro. Pero las monedas tenían indirectamente un respaldo real y cuantificable.
Estados Unidos comenzó a tener problemas. Estaba incurriendo en gastos importantes para financiar la Guerra de Vietnam y recurrió a imprimir mucho más dinero del que realmente podía respaldar con oro. Fue así como en 1971, el presidente Richard Nixon decidió unilateralmente desvincularse de los Acuerdos de Bretton Woods y, como consecuencia, del Patrón Oro. Esto convirtió a las demás divisas en monedas fiat, es decir, sólo respaldadas por la confianza que todo el mundo le da al papel moneda. De este modo los países tenían la posibilidad de imprimir billetes sin restricción. Literalmente papel con el aval legal de cada Estado.
La credibilidad en el pasado la daba el oro, que era medible. Ahora es algo más abstracto. En el futuro, posiblemente en la próxima década, tengamos un nuevo sistema monetario, porque pocos gobiernos pueden regularse para evitar imprimir billetes en exceso. Aumentar el dinero circulando se traduce en devaluación de la moneda y tarde o temprano el mundo perderá la confianza en estas monedas como ha sucedido tantas veces en el pasado.
Pero el mundo es volátil, demasiado cambiante. Y no podríamos asegurar cómo funcionaría un nuevo sistema monetario. Los economistas de la Escuela Austriaca proponen un sistema con coeficiente de reserva del 100%, pero ese será tema de otro artículo.
¿Volveremos al patrón oro o volveremos al patrón plata? ¿O al bimetalismo? ¿Tendrá espacio el Bitcoin en un nuevo sistema monetario?