Mientras casi todos los países del mundo está luchando para contener la propagación del coronavirus, Venezuela está sufriendo una crisis aparte. El país sudamericano se está quedando sin gasolina. 

¿Cómo es posible que un país con una de las mayores reservas petroleras del mundo, no produce suficiente gasolina para abastecer siquiera todo el territorio nacional? La industria petrolera en Venezuela ha estado en declive desde hace mucho tiempo. La caída en los precios internacionales del petróleo, la caída en la demanda mundial debido a la pandemia, la falta inversión y capital humano en las refinerías y las sanciones por parte de Estados Unidos, han convertido a Venezuela en una de las economías más vulnerables y debilitadas del mundo.

Desde que Hugo Chávez asumió la presidencia en 1998 se implementaron programas sociales en base a los ingresos petroleros. Durante varios años los altos precios internacionales del crudo permitieron todo tipo de políticas, hubo desborda corrupción y burocracia. Pero cuando cayeron los precios del petróleo a partir del 2014, los programas ya no tuvieron suficiente recursos para sostenerse y el país entró en una grave crisis económica, política y social.

Y como era de esperarse la industria del petróleo comenzó a verse afectada. El petróleo siempre ha estado ahí pero requiere grandes inversiones en exploración y refinación para ser convertido en gasolina. A medida que la crisis económica se fue profundizando la incapacidad de procesar el petróleo fue cada vez mayor.

En los últimos años Venezuela había estado enviando cargamentos de crudo a Citgo, una subsidiaria estadounidense de la empresa estatal Petróleos de Venezuela S.A. y ésta procesaba el petróleo y lo devolvía en gasolina. Pero esa transacción dejó de ser efectiva cuando Estados Unidos tomó el control de Citgo.

Venezuela estaba siendo apoyada por la petrolera rusa Rosneft, que operaba una parte las refinerías del país y le ayudaba a comercializar el crudo en los mercados mundiales. Pero el presidente de Estados Unidos impuso sanciones a Rosneft para buscar de esta forma debilitar al régimen de Nicolás Maduro. 

Todos esos obstáculos ha llevado al país a una crisis energética por la escasez de gasolina. La gasolina en Venezuela se ha considerado un derecho, es subsidiada por lo cual es casi gratis. Es considerada la más barata del mundo. Pero esto no tiene sentido cuando las personas tienen que hacer filas durante horas, incluso días para poder comprar en las estaciones de servicio unos cuantos galones.

Hay una lista clientes prioritarios como el personal médico, pero incluso ellos deben esperar horas haciendo interminables filas. La situación es tan grave que los productores de alimentos no tienen como transportarlos debido a la falta de gasolina, lo cual se traduce en escasez de bienes, sobre todo en las zonas rurales.

Quienes tienen la posibilidad recurren al mercado negro de combustible, controlado en gran medida por los militares, pero tiene que pagar un precio mucho más alto por un galón de gasolina.

Una alternativa el gobierno venezolano ha sido recurrir a Irán, un antiguo aliado también sancionado por Estados Unidos. Dicho país ha enviado buques petroleros con combustible y también técnicos para reparar la refinerías dañadas.

Esta crisis energética representa uno de los mayores desafíos para Nicolás Maduro en todo su mandato. Y la única forma que se revierta la situación es que Estados Unidos levante las sanciones contra Venezuela o que haya un cambio de gobierno, porque puede que se encuentren más soluciones pero sólo a corto plazo.  ¿Será ésta la etapa final del gobierno de Maduro? ¿Aprovechará Estados Unidos esta coyuntura para sacarlo del poder?

Categories: Economía