La economía sueca creció un 0.1% en el primer trimestre del 2020 respecto al cuarto trimestre del año anterior. Lo cual podría significar dos cosas: primero, es una señal que unas medidas de aislamiento menos estrictas suaviza el golpe a la economía y al empleo. Y segundo, profundiza el debate sobre la mejor forma de enfrentar el Covid – 19.
Suecia es de los pocos países en el mundo que no ha decretado una cuarentena obligatoria a sus habitantes. Sólo han impuesto medidas como la prohibición de reuniones de más de 50 personas y los mayores de 70 deben permanecer en casa. Más allá de esto, sus fronteras siguen abiertas, así como bares, restaurantes, parques públicos y colegios.
El argumento de esta estrategia, es que está diseñada para una crisis de salud a largo plazo. Pues los encierros obligatorios no son sostenibles cuando se trata de un virus que puede seguir vigente durante años sin una vacuna a la vista.
Para los dirigentes suecos, los aislamientos obligatorios tienen las mejores intenciones de proteger a las personas del virus, pero como no hay precedentes históricos de estos no se posee ningún conocimiento sobre cuáles serían los costos y las consecuencias. Y las cifras en otros países parecen darles la razón. La mayoría de países que cerraron sus economías, registran cifras históricas de desempleo, recesión económica, miles de negocios cerrados, grandes empresas en quiebra y gobiernos endeudados masivamente. Deudas que terminarán pagando los mismos ciudadanos.
La estrategia de Suecia, aunque no publicada de manera oficial, busca inmunizar naturalmente a gran parte de la población a través de la exposición al virus. En otras palabras, estas personas contagiadas, en teoría, serían inmunes frente al virus en el futuro. Teniendo en cuenta que la mayoría de los contagiados no presentarán problemas de salud. Suena lógico pero tampoco es una hipótesis muy comprobada.
La primera impresión es que en el aspecto económico, hay un fuerte contraste entre Suecia y los países que se aislaron, pero el país nórdico puede estar pagando un precio muy alto en términos de vidas. En dicho país habían muerto, al 31 de mayo de 2020, 4395 personas a causa del coronavirus. En términos de muertes por cada millón de habitantes son 435. Una forma objetiva de comparar estas cifras es hacerlo con otros países muy similares en muchos aspectos como lo son el resto de países nórdicos. Dinamarca presenta 99 muertes por millón de habitantes, Finlandia 58 y Noruega 44. De los 4, Suecia tiene la tasa más alta. Aunque comparado con otros países europeos como Francia, Italia, Reino Unido o España si tiene una tasa menor a la fecha.
Son muchos factores a considerar. Lo cierto es que muchos países están empezando a levantar sus aislamientos obligatorios, es decir, están volviendo a la “normalidad” que Suecia está viviendo desde hace meses. La gran diferencia es que estos países tuvieron un impacto más grande en el empleo y en la economía y el virus sigue presente.
En Suecia, hipotéticamente, muchas personas serían inmunes, mientras que los demás países al levantar los aislamientos exponen a las personas de nuevo al virus, enfrentando el riesgo de una segunda ola de contagiados a gran escala. La parte positiva es que se estuvo preparando y fortaleciendo el sistema hospitalario.
En resumen, es una estrategia para debatir. A primera vista parece riesgosa en términos de vidas. Pero mientras aparece una vacuna habría que considerarla, teniendo en cuenta que muchos países y millones de personas soportarían otra época de aislamientos.
En unos meses, sólo los números mostrarán cuáles políticas fueron menos perjudiciales, porque se deberán juzgar por los resultados y no por las buenas intenciones. ¿Funcionará la inmunidad natural en Suecia? ¿Cuánto tiempo podrán soportar las finanzas públicas tantos subsidios y rescates?