Probablemente hayas escuchado que en una recesión económica el gobierno debe intervenir para ayudar a recuperar la economía y sostener el empleo. Sin embargo, hay una corriente económica que defiende la idea de que es precisamente la intervención del Estado el causante de las crisis económicas.
Friedrich von Hayek fue un economista perteneciente a dicha corriente económica denominada La Escuela Austriaca. Hayek ganó el Nobel de Economía en 1974 por su teoría que explica por qué es la intervención del Estado la que provoca las recesiones.
Hayek critica la presunción que tienen muchos políticos al creer que el mercado se puede organizar desde afuera. Lo cual es casi imposible debido a la complejidad que significa la relación entre miles o millones de personas. Por el contrario, la organización se produce de modo espontáneo y no podría ser impuesta por un agente externo. En pocas palabras, en el mercado circula demasiada información que queda fuera del alcance de las mentes de unos cuantos políticos o planificadores.
Para los austriacos son los precios el sistema que sirve como guía para organizar el mercado, pues son los precios los que indican dónde están los deseos de los consumidores o dónde hay escasez o sobreoferta de un bien.
Entonces habiendo dicho esto ¿por qué la economía entra en recesión? En un mercado sin intervención supongamos que los consumidores deciden ahorrar más hoy, para consumir en el futuro. Esta decisión genera una caída en las tasas de interés porque las entidades no necesitan incrementarlas para atraer a más ahorradores. La caída en las tasas de interés provoca un aumento en la inversión por parte de las empresas, es decir, los empresarios deciden prestar más dinero para invertir porque asumen que los consumidores están ahorrando más para consumir en el futuro. Entonces esas inversiones en máquinas o nuevas fábricas están iniciadas para satisfacer esa demanda futura.
Hasta aquí todo parece muy natural, pero supongamos que la tasa de interés no bajó porque incrementó el ahorro sino porque hubo una expansión monetaria por parte del banco central. O sea que la caída de la tasa de interés fija artificial y los empresarios se dan cuenta que realmente no hay ahorro para el consumo futuro. Entonces se crearon inversiones erróneamente porque la demanda es inferior a la esperada. Y aquí es cuando las empresas quiebran o hacen reajustes de personal y la economía entra en una tendencia de recesión.
Adicionalmente, Hayek afirma que muchas veces la intervención del Estado favorece a un sector de la economía con créditos o subsidios pero puede que dicho sector no tenga una demanda real en la economía y se desperdicien recursos en empresas que tarde o temprano tendrán que cerrar. Lo mismo sucede cuando adquirir un crédito es demasiado barato. En este punto los empresarios toman riesgos de inversión en productos que no eran necesarios y que evidentemente fueron iniciados por el dinero barato y no por una necesidad real del mercado.
Hayek cree que las crisis no se pueden evitar si previamente hubo una caída provocada en la tasa de interés. Pero suponiendo que ya se llegó a la fase de recesión, ésta se debe interpretar como la fase de recuperación del ciclo económico. Porque aquí es cuando se revelan los errores de inversión y se quiebran los proyectos emprendidos equivocadamente. Aquí es cuando se comienza a trasladar la mano de obra y otros recursos hacia sectores donde los consumidores están demandando más. Es una especie de depuración, similar como cuando el cuerpo se intoxica, es una manifestación saludable para sanar y expulsar lo malo del mercado. Sin duda es un proceso socialmente doloroso pero es la única forma de adaptar la estructura productiva de acuerdo a lo que quieren los consumidores en ese momento.
Por eso, la mejor política para permitir la recuperación de la crisis es flexibilizar la economía, sobre todo el mercado laboral. Hay que reconocer que es impopular, pero se de evitar la tentación de dar más créditos a las empresas, pues lo único que hace es retrasar el reajuste necesario. También se deben evitar las políticas de obras públicas para mantener artificialmente los puestos de trabajo. Porque muchos de estos proyectos están financiados con impuestos. Lo cual quiere decir que se están desviando recursos de aquellos sectores que sí están funcionando o en los que las personas sí están consumiendo realmente. La lógica de La Escuela Austriaca se ve sólida, pero la idea de que el gobierno no intervenga en la economía no es muy aceptada en la sociedad. Sin embargo, su ideología da argumentos para que las personas evalúan las políticas públicas y la intervención del gobierno desde otro punto de vista. Es útil para tener presente que entre más se exijan rescates y la intervención del Estado, más altos van a ser los impuestos y la deuda. Es como si los políticos dijeran: ustedes exigen más intervención, yo los complazco. Y por esa razón, las políticas keynesianas son tan populares. Esa es la vía para tener más poder y más control sobre la economía y, en general, en la sociedad.